2009/08/06

Frivolidades Estivales (Bost):

La cerveza no tiene la culpa de la curva de la felicidad

Se desmonta otro mito: que la cerveza sea la responsable de la curva de la felicidad es mentira. Llegado el verano, todo el mundo tiende a echarle a la cerveza de más la culpa de los kilos que sobran en la zona abdominal. A lo mejor no saben que la cerveza es una bebida natural con muy bajo poder calórico porque se elabora a partir de ingredientes naturales (agua, cebada, malteada y lúpulo). Hay investigaciones que certifican que la genética, unido a una alimentación desequilibrada, la ingesta excesiva de calorías y el sedentarismo son los responsables de la tripa cervecera.

La realidad dice que la aportación calórica de la cerveza es muy baja: una caña de 200 mililitros aporta 90 calorías. Si es sin alcohol, la cantidad se reduce a 17 calorías. Tiene un bajo contenido calórico (45 calorías cada 100 mililitros) y diversos nutrientes, como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico), fibra y minerales (silicio, potasio, magnesio, fósforo, calcio y un poco de sodio).

Dentro de la típica dieta mediterránea los expertos en salud aconsejan el consumo moderado de cerveza. La propia Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) incluye en la pirámide de alimentación saludable las bebidas fermentadas (cerveza, vino, cava o sidra) de forma opcional y moderada. “Siempre que su consumo no sea excesivo, es saludable”, recuerda Jesús Román, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.

Un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Nápoles, dirigida por el doctor Pasquale Strazzullo, confirma que el responsable de la curva de la felicidad es “un gen que favorece la acumulación de grasas alrededor del abdomen”. En esta misma línea, un grupo de investigadores británicos de la Universidad de Oxford mostraron claras evidencias científicas sobre la influencia de la genética en el peso. En concreto, descubrieron que las personas que presentan dos copias de una variante del gen FTO, situado en el cromosoma 16, son más propensos a padecer obesidad que aquellos que no tienen ninguna mutación, independientemente de la dieta que sigan.

En otra investigación realizada por el grupo de Inmunonutrición del departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo las riendas de la doctora Ascensión Marcos, se sometió durante un mes a 57 voluntarios adultos y sanos a no consumir ninguna bebida alcohólica y durante el siguiente mes consumir una cerveza de forma moderada (dos latas de cerveza para ellos y una para las mujeres). Durante ese mes, no se registró ningún aumento de peso ni de masa corporal. Ni en hombres ni en mujeres.

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