2009/07/07

CARLOS CARNICERO 07/07/2009

Francisco Camps más cerca del banquillo

El PP resiste los envites de los tribunales sólo porque tiene un blindaje mediático capaz de amortiguar los mayores escándalos. En realidad, la prensa española está dividida entre quien tiene miradas sólo para los defectos del enemigo y ceguera para los aliados políticos y financieros. Y quienes tienen pretensiones de una cierta imparcialidad. Pero también hay un ranking de desvergonzados. El director de El Mundo es un especialista en aplicar la teoría del “tornillo sin fin” al mínimo descuido de la izquierda. Es un periodismo de perro de presa que no suelta el bocado aunque ya no quede ni el hueso. La fortuna personal de Pedro J. Debe ser proporcional a la falta de escrúpulos que tiene para seleccionar a sus víctimas que son tan estupidos en muchos casos que quieren negociar con él, pensando que lo mismo que al contrario de lo que le ocurre al escorpión, el supuesto periodista dejará de utilizarlo aunque el instinto le dicte el ataque y sus intereses también; es selectivo con sus víctimas: sus aliados están a salvo hasta el momento que dejen de tener utilidad. Ocurre ahora en el PP que los escándalos del caso Gürtel todavía no le están pasando factura porque los medios de la derecha dura, que son muchos, restan importancia a lo que es obsceno y cada vez más indefendible. Invierten la contumacia con la que golpean a cualquier miembro del Gobierno en blindaje para los presuntos delitos de la oposición. Y eso va dibujando cada vez con más furor una división de las españas entre los que no quieren ver los defectos de los propios y los ciudadanos progresistas que tratan de ser imparciales con los déficit de los propios. Ahora el Tribunal Superior del País Valenciano ha dado una vuelta de tuerca al proceso contra el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, porque ve indicios claros de un delito de cohecho. Casi nada. Mariano Rajoy se agarra a que “nadie se vende por unos trajes” sin recordar que la versión oficial mantenida por el que será acusado es que los trajes los pagó él. En esta España del PP empiezan a aparecer fenómenos berlusconianos en los que pronto saldrán Barcenas y Camps afirmando que los españoles saben como son y les quieren así. Bueno, es una posibilidad que resulta odiosa para casi todo el mundo pero ¿nadie se acuerda de que Silvio Berlusconi estuvo en la fastuosa boda de la hija de Aznar en El Escorial? Carlos Carnicero es periodista y analista político -->El director de El Mundo es un especialista en aplicar la teoría del “tornillo sin fin” al mínimo descuido de la izquierda. Es un periodismo de perro de presa que no suelta el bocado aunque ya no quede ni el hueso. La fortuna personal de Pedro J. Debe ser proporcional a la falta de escrúpulos que tiene para seleccionar a sus víctimas que son tan estupidos en muchos casos que quieren negociar con él, pensando que lo mismo que al contrario de lo que le ocurre al escorpión, el supuesto periodista dejará de utilizarlo aunque el instinto le dicte el ataque y sus intereses también; es selectivo con sus víctimas: sus aliados están a salvo hasta el momento que dejen de tener utilidad. Ocurre ahora en el PP que los escándalos del caso Gürtel todavía no le están pasando factura porque los medios de la derecha dura, que son muchos, restan importancia a lo que es obsceno y cada vez más indefendible. Invierten la contumacia con la que golpean a cualquier miembro del Gobierno en blindaje para los presuntos delitos de la oposición. Y eso va dibujando cada vez con más furor una división de las españas entre los que no quieren ver los defectos de los propios y los ciudadanos progresistas que tratan de ser imparciales con los déficit de los propios. Ahora el Tribunal Superior del País Valenciano ha dado una vuelta de tuerca al proceso contra el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, porque ve indicios claros de un delito de cohecho. Casi nada. Mariano Rajoy se agarra a que “nadie se vende por unos trajes” sin recordar que la versión oficial mantenida por el que será acusado es que los trajes los pagó él. En esta España del PP empiezan a aparecer fenómenos berlusconianos en los que pronto saldrán Barcenas y Camps afirmando que los españoles saben como son y les quieren así. Bueno, es una posibilidad que resulta odiosa para casi todo el mundo pero ¿nadie se acuerda de que Silvio Berlusconi estuvo en la fastuosa boda de la hija de Aznar en El Escorial?

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